REGINA COELI
Antífona Mayor del Tiempo Pascual
Regina coeli laetare, alleluia.
Quia quem meruisti portare, alleluia.
Resurrexit sicut dixit, alleluia.
Ora pro nobis Deum, alleluia.
V. Gaude et laetare, Virgo María, alleluia.
R. Quia surrexit Dominus vere, alleluia.
Esta antífona mariana es uno de los cuatro himnos del tiempo de Pascua que se incluyen en la Liturgia de las Horas, y que se rezan desde el Sábado Santo, víspera de la Resurrección del Señor, hasta el domingo después de Pentecostés. Forma parte de la oración litúrgica nocturna de Completas. Su brevedad y sencillez, además de su hermoso significado teológico, hacen de esta oración una de las más bellas expresiones de la alegría pascual.
Esta antífona, que se remonta probablemente al siglo X-XI, se recita durante el tiempo Pascual por disposición del Papa Benedicto XIV quien estableció, en 1742, que durante el tiempo Pascual se sustituyera el rezo del Ángelus por la antífona «Regina Coeli», asociando de una manera feliz el misterio del Verbo encarnado con el acontecimiento pascual de la Resurrección, mientras que la «invitación a la alegría» (Alégrate), después de cada verso, la comunidad cristiana dirige a la Madre por la resurrección del Hijo. Esta invitación a la alegría enlaza con la invitación «Alégrate, llena de gracia» (Lc 1, 28) que Gabriel dirigió a la esclava del Señor, la Madre del Redentor.
Es una antífona breve, sencilla y popular. Tanto si la cantamos en latín como en castellano, podemos sacarle mucho provecho, pues podemos cantarla no sólo al final, sino en la bendición de la mesa, sustituyendo el rezo del Angelus, al final de Completas, durante el mes de mayo, que es devocionalmente mariano, pero litúrgicamente pascual.
El Reina del cielo fue antífona de vísperas de pascua y siempre ha permanecido unida a este tiempo, incluso reemplazando al Angelus durante la cincuentena pascual. Expresa gozo sereno y profundo, cual el que puede brotar de la consideración de los dos misterios cristianos centrales, después del de la Santísima Trinidad: la encarnación («porque el Señor a quien mereciste llevar») y la resurrección («resucitó según su palabra»).
María, unida íntimamente al dolor de la Pasión de Cristo, participa también de la alegría de su Resurrección. A ella confiamos la labor de manifestar y prolongar en nuestras vidas la regeneración pascual. Cantemos con María la Pascua de Jesús, cantemos la alegría que brota de la Cruz.
Aunque no se conoce el autor, ya se rezaba en el siglo XII y los frailes menores (OFM) lo rezaban después del oficio de Completas ya en la primera mitad del siglo XIII y gracias a la misma actividad de los frailes franciscanos se popularizó y expandió por todo el mundo cristiano.
La leyenda atribuye su autoría al papa Gregorio Magno (604). Él habría escuchado las tres primeras invocaciones cantadas por ángeles cierta mañana del tiempo Pascual en Roma mientras caminaba descalzo en una procesión. Entonces el Papa añadió una cuarta invocación que es una súplica: «Ora pro nobis Deum, Alleluia» (Ruega al Señor por nosotros). A María contemplada como la «Reina del Cielo», unida a la pascua de su Hijo, la comunidad cristiana le pide que interceda ante Dios por nosotros. Sigue leyendo